Bioética


 

¿Qué es la Vocalía de Bioética?

 Toda Diócesis realiza su Acción Pastoral (Evangelización), encabezada por el Obispo como responsable primero de toda labor diocesana. En la Diócesis de San Juan de los Lagos, se han establecido tres niveles de coordinación pastoral: Áreas, Comisiones y Vocalía.

 Las Vocalías Pastorales tienen el propósito de concretizar, lo mas posible los campos en que debe actuar cada Comisión en su misión de evangelizar toda realidad y necesidad humana, destinataria del mensaje de Cristo.

 

La Vocalía de Bioética busca anunciar los valores del Reino en el amplio y desafiante mundo de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud. Algunos temas que se tratan en estos campos son: Técnicas de Fecundación asistida, Anticonceptivos Diagnostico prenatal, Aborto, Clonación y manipulación genética, Alimentos Genéticamente Modificados, El Genoma humano, Donación de órganos, El derecho a la salud, Relación médico-paciente, Cuidados paliativos, Enfermo terminal, Matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción de niños, Adicciones, Violencia social, Narcotráfico, Sida y ETS, Marginación y miseria social, Eutanasia, Voluntad anticipada, Suicidio, Acercamiento tanatológico, Contaminación ambiental, Calentamiento global, etc.

Estos temas que imponen nuevas preguntas de sentido a nuestra conciencia en la toma de decisiones, nos urgen a responder desde la visión cristiana del hombre como persona humana, imagen y semejanza de Dios, redimido en Cristo; lo mismo que de la visión de la naturaleza como creación de Dios confiada al cuidado vicario del hombre.

 En un mundo plural y secularizado, nos desafía meter en dialogo fecundo la fe y la razón, que son momo las alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad”. (Fides et Ratio, introducción).

 En 2003 el Sr. Obispo Javier Navarro envía un sacerdote de la Diócesis a prepararse en el campo de la Bioética. En Enero 2008 se constituye la Vocalía de Bioética integrada a la Comisión Diocesana de Familia.

 

LA MISION DE LA VOCALIA:

   Promover en nuestra Diócesis la formación y difusión de la Bioética desde la perspectiva Cristiana, para que, entrando en diálogo fecundo con los desafíos plantea- dos por las ciencias de la vida y de la salud, se inserten los valores del Evangelio en la cultura de nuestro tiempo.

 

¿QUÉ ES LA BIOETICA?

 

¨Bioética es el estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, cuando tal conducta viene examinada a la luz de los valores y de los principios morales¨. (Reich, W. T., Encyclopedia of Bioethics)

 

¿Qué hace la Vocalía de Bioética?

 Guiada por su Misión de favorecer la ¨movilización de las conciencias¨ (EV 95), hacia la promoción de la Dignidad de la persona humana, la Vocalía de Bioética ha organizado, en comunión y participación con la Comisión Diocesana de Familia (CODIFA):

 1ra Jornada de Bioética: ¨Bioética, un desafío a nuestra conciencia. Un nuevo estilo de práctica médica¨, el 8 de noviembre 2008.

 Diplomado en Bioética. Primera Generación.

De enero a diciembre de 2009 con una participación de 45 alumnos en dos Sedes Tepatitlán y Lagos de Moreno. Certificado académicamente por la UVAQ (Universidad Vasco de Quiroga de Morelia, Michoacán).

 2da. Jornada de Bioética: ¨El liderazgo ético, urgencia de solidaridad en una sociedad en crisis¨, el 13 de Febrero de 2010.

 3ra. Jornada de Bioética: ¨Descuido, indiferencia y abandono. Síntomas de nuestro tiempo. ¡Reacciona y mueve tu conciencia!¨, el 26 de Noviembre de 2011.

 Diplomado en Bioética. Segunda Generación.

De Abril 2010 a Marzo 2011 se ofreció en tres sedes: Tepatitlán, Lagos de Moreno y Atotonilco, con una participación de 60 alumnos.

 Diplomado en Bioética. Tercera Generación.

De Agosto 2010 a Junio 2011 se impartió en el Seminario Mayor Diocesano en la ciudad de San Juan de los Lagos, con la participación de 34 alumnos.

 Diplomado en Bioética. Cuarta Generación.

De Agosto 2012 a Junio 2013 se imparte Actualmente en el Seminario Mayor Diocesano en la ciudad de San Juan de los Lagos, con la participación de alumnos.

 Círculos de Bioética. En cada sede donde se ha llevado el

Diplomado se ha ido conformando un grupo donde se continua la reflexión y el compromiso social y pastoral y pastoral. En Tepatitlán y Lagos se inició en Mayo 2011; en Atotonilco y San Juan está iniciando en Octubre 2011.

 Hacia la 4ta. Jornada de Bioética: que se llevará acabo DM. el 10 de noviembre de 2012 en la Casa de Pastoral Juan Pablo II

 Hacia el Diplomado en Bioética. Quinta Generación. Proyectado para Septiembre de 2012 con la modalidad en Línea.

 

EQUIPO COORDINADOR DE LA VOCALIA DE BIOETICA.

 La Vocalía está integrada por más de 30 personas, entre miembros del Equipo, del Consejo, del grupo de ponentes del Diplomado y colaboradores.

 

Asesor

Pbro. Ramón Orozco Muñoz

Sub-asesor

Pbro. Eduardo Arias

Coordinador

Dr. Juan Ramón Barba Franco

Secretarios

Dr. José Isabel Pérez
Sra. María Guadalupe Ascencio Navarro

Tesorera

Srta. María Guadalupe González Navarro

Encargados de Sede

Hno. Horacio Hernández Escobedo Hna. Ma. de Jesús Pérez Gómez

Tepatitlán

Lic. Lissette Auxiliadora Rivas Morales Dr. Sofía del Rosario Villaseñor Díaz

Lagos de Moreno

Psc. Sofía Guadalupe Hernández Hernández

Atotonilco

Pbro. José Fernando Miranda Castellanos

San Juan de los Lagos

Pbro. Fernando Miranda

Seminario

Consejo

Área Espiritual

Hna. Ma. de Jesús Pérez Gómez
Sra. María Guadalupe Ascencio Navarro

Área Médica y Hospitales

Dr. Juan Ramón Barba Franco Dr. Sofía del Rosario Villaseñor Díaz

Área de Difusión y Publicaciones Escritas

Lic. Lissette Auxiliadora Rivas Morales Sra. Nancy Barba Reyes
Sem. Jesús Padilla Íñiguez

Área de Vinculación Social

Etsp. Juan Carlos Quijano Larios Odont. Dalila Guzmán García Sra. Carlota Sainez Aguilera

Área de Psicología

Psc. Sofía Hernández Hernández Lic. Isabel Cristina Cruz Franco

Área de Comunión Pastoral y Formación

Pbro. José Fernando Miranda Castellanos Pbro. Moisés Hernández Hernández Pbro. Ramón Orozco Muñoz

Área de Promoción en el Seminario

Sem. Job Noé Díaz

Área de Educación, Pedagogía e Informática

Prof. Fernando Martínez, Profra. Nora Cristina Hernández Hernández Hno. Horacio Hernández
, Sem. Job Noé Díaz,
Auxiliar: Lic. Ángel Zazueta M.

Área Jurídica

Lic. Ma. Teresa Nieto González

 

  

El Logotipo de la Vocalia de Bioetica

 El logotipo ayuda a identificarse como grupo y a recordar la propia misión:

 

  • Las serpientes entrecruzadas: símbolo de la salud y al mismo tiempo en forma de la ¨doble hélice¨ del genoma, símbolo de la vida. El campo de la Bioética es la toma de decisiones en el mundo de la vida y cuidado de la salud.
  • La cruz (encrucijada), signo de la visión cristiana en la toma de decisiones, que se nos presentan a la vez, como desafío de opciones (encrucijadas, complejidad), necesidad de discernimiento.
  • El mundo como visión ecológica de los problemas y al mismo tiempo, pluralidad de visiones y necesidad de dialogo y participación con las distintas antropologías que buscan respetar la dignidad de la persona humana.
  • Silueta de Nuestra Señora de San Juan: fondo desde el cual nos movemos al diálogo y la búsqueda de la verdad en medio de nuestra realidad con sus desafíos y fuerzas.

 

 Ponentes del diplomado

Dr. Juan Ramón Barba Franco barba_franco_jr@hotmail.com

Dra. Sofía del R. Villaseñor Díaz svillaseordaz5@gmail.com

Lic. Hno. Horacio Hernández Escobedo hhernadez@cmtepa.edu.mx

Pbro. Lic. Ramón Orozco Muñoz orozcoram@hotmail.com

Pbro. Lic. José Fernando Miranda C. acat1278@hotmail.com

Pbro. Lic. Gerardo Díaz Vázquez diazgerardo66@gmail.com

Dr. José Isabel Pérez drjisabelp@hotmail.com

Pbro. Lic. Salvador Martín González salvadormartin67@yahoo.es

Lic. Psic. Sandro Mina Muñoz psicsandrominamunoz@hotmail.com

Pbro. Lic. Ramiro García Aragón rampbro@hotmail.com

Pbro. Lic. Alfredo Palacios Guerrero alpalaciosg@hotmail.com

Pbro. Lic. Jaime Jáuregui Delgadillo jaimejauregui@hotmail.com

Lic. Francisco Javier Jiménez López franciscojjl_70@hotmail.com

Pbro. Moisés Hernández Hernández moy_ses06@hotmail.com

Pbro. Lic. Luis Alfonso Martín Jiménez padreluismj@hotmail.com padreluismj@gmail.com

 

Colaboradores

David Mancillas Villaseñor Pbro. Alfredo Palacios Guerrero María Rosa Membrilla Orozco Georgina Rentería Hernández José Everardo López Padilla María Eugenia López Padilla Fabiola Hernández Rodríguez

CODIFA Asesor

Pbro. Gerardo Diaz Vázquez

Coordinadores

Sr. Armando Barba Muñoz y Sra. Bibina Padilla

Reflexion Dominical

1º de cuaresma VIVIR LA CUARESMA IMPULSADOS POR EL ESPIRITU 18 Feb 2024

Hemos iniciado la cuaresma, es un tiempo diferente que nos invita a reflexionar en nuestra fe que necesita reactivarte y ser mejor, como lo señala Aparecida en el num. 12: “nuestra mayor amenaza“ es el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad”. A todos nos toca recomenzar desde Cristo, reconociendo que“ no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”.

 

  1. JESÚS SE RETIRA AL DESIERTO

El desierto no llama la atención, uno va encontrando ofertas e invitaciones para irnos a la playa o a la sierra, otras más nos quieren llevar a Europa, a encontrarnos con otros mundos que nos seducen y nos encandilan; quieren hacer posible nuestros sueños de poder llegar a estos lugares, y otros que te llamen la atención, pero curiosamente no veo a nadie que nos invite al desierto. Jesús de Nazareth tú eres el único que nos quiere llevar al desierto, nos sacas de nuestro lugares preferidos para que entremos a un mundo raro, diferente que no parece atractivo, ni nos ofrece comodidades ni lujos. Ahí nos tienes sorpresas, es por eso que tratemos vivir la aventura del Señor.

  

Hoy nos podemos preguntar ¿qué vamos a hacer en el desierto? O ¿cómo hacerle para llegar ahí? Cuando tú dedicas un momento  al Señor, cuando te entras en silencio y soledad; cuando te desconectas del mundo y entras en ti mismo y piensas en los asuntos fundamentales de la vida,  eso es tu  desierto. Para hacer un Desierto se necesita, salir del lugar donde uno vive o trabaja, y retirarse a un lugar solitario, sea campo, bosque, montaña o una casa de retiro. Principalmente el desierto es un tiempo fuerte dedicado a Dios en silencio, soledad y penitencia. Es ahí donde nos vamos a encontrar con nosotros mismos, es la oportunidad para quitar nuestras máscaras, falsedades, maquillajes y vernos frente al espejo de Dios.

 

Toda la cuaresma es ese tiempo precisamente de hacer el desierto de nuestra vida, es salir de la vida que llevamos, tomar conciencia del mundo que estamos viviendo y poder entrar en el de Dios. Es arriesgarnos al cambio, encontrar otros aires que oxigenen todo lo que somos y lo que debemos de ir. Jesucristo nos invita al desierto, no tengamos miedo de aceptar su propuesta.

 

En el desierto de tu vida diaria puedes hacer esta oración:

Jesús, entra dentro de mí.

Toma posesión de todo mi ser.

Tómame con todo lo que soy,

lo que pienso, lo que hago.

 

Toma lo más íntimo de mi corazón.

Cúrame esta herida que tanto me duele.

Sácame la espina de esta angustia.

Retira de mí estos temores,

rencores, tentaciones. ..

 

Jesús, ¿qué quieres de mí?

¿cómo mirarías a aquella persona?

¿cuál sería tu actitud en aquella dificultad?

¿cómo te comportarías en aquella situación?

 

Los que me ven, te vean, Jesús.

Transfórmame todo en tí.

Sea yo una transparencia de tu persona.

 

 

  1. JESÚS SE FUE A GALILEA

Pagola dice:  hay que volver a Galilea para seguir sus pasos: hay que vivir curando a los que sufren, acogiendo a los excluidos, perdonando a los pecadores, defendiendo a las mujeres y bendiciendo a los niños; hay que hacer comidas abiertas a todos y entrar a las casas anunciando la paz; hay que contar parábolas sobre la bondad de Dios y denunciar toda religión que vaya contra la felicidad de las personas; hay que seguir anunciado que el Reino de Dios está cerca.

 

Con Jesús, es posible un mundo diferente, más amable, digno y justo. Hay esperanza para todos; Él irá adelante. Allí lo verán. En suma, Galilea es más que un espacio geográfico, tiene un sentido simbólico: es el lugar del seguimiento a Jesús, el punto de partida de la misión de la Iglesia a todos los pueblos, el lugar de la manifestación gloriosa del Hijo de Dios.

 

Se trata entonces de volver a creer, de recuperar las muchas acciones buenas que hemos venido realizando y que cuando menos recordamos, se nos fue pasando la vida y el corazón dejó de amar, olvidamos los compromisos familiares, el orgullo de nuestra fe viva y pujante y quisimos vivir de las inercias; las redes sociales nos fueron envolviendo con sus atractivos, sus propuestas de mundos halagadores y el corazón se fue enfriando, nos fuimos alejando del respeto, la honestidad, la generosidad, la oración, venir a misa los domingos, acudir a la adoración nocturna y todos los grupos de pastoral, la práctica de los ejercicios espirituales, etc.., pensamos que con viajar y viajar se iba a quitar la tristeza, nos íbamos a curar de la soledad y la hastío de la vida. Entonces todo esto quiere decir que necesitamos volver a Galilea, porque ahí Jesús de Nazareth nos quiere predicar la buena nueva.

 

Ya el Papa Francisco predicaba el 8 de abril: volver a «la Galilea del primer amor» — cada uno a la propia, a la del primer encuentro con Jesús — para poder resurgir a «la vida nueva».

¿qué significa ir a Galilea? Dos cosas. Por una parte, salir del encierro del cenáculo para ir a la región habitada por las gentes (cf. Mt 4,15), salir de lo escondido para abrirse a la misión, escapar del miedo para caminar hacia el futuro. Y por otra parte —y esto es muy bonito—, significa volver a los orígenes, porque precisamente en Galilea había comenzado todo. Allí el Señor encontró y llamó por primera vez a los discípulos. Por tanto, ir a Galilea significa volver a la gracia originaria; significa recuperar la memoria que regenera la esperanza, la “memoria del futuro” con la que hemos sido marcados por el Resucitado.

 

Galilea, allí donde comenzó nuestra historia de amor con Jesús, donde fue el primer llamado. Es decir, nos pide que revivamos ese momento, esa situación, esa experiencia en la que encontramos al Señor, sentimos su amor y recibimos una mirada nueva y luminosa sobre nosotros mismos, sobre la realidad, sobre el misterio de la vida. Para resurgir, para recomenzar, para retomar el camino, necesitamos volver siempre a Galilea; no al encuentro de un Jesús abstracto, ideal, sino a la memoria viva, a la memoria concreta y palpitante del primer encuentro con Él. Sí, para caminar debemos recordar, para tener esperanza debemos alimentar la memoria. Y esta es la invitación: ¡recuerda y camina! Si recuperas el primer amor, el asombro y la alegría del encuentro con Dios, irás hacia adelante. Recuerda y camina.

 

Recuerda tu Galilea y camina hacia tu Galilea. Es el “lugar” en el que conociste a Jesús en persona

 

 

  1. JESUS INVITA A LA CONVERSIÓN

Vivir la Cuaresma con  espíritu cristiano habrá de empujarnos  a no confrontar; a pacificar, y no  generar violencia; a construir la justicia destruyendo egoísmos; a tender puentes en vez de engendrar abismos; a generar confianza donde abundan las dudas, sutilezas y resquemores; a ofrecer valores sólidos a quienes inician las sendas de la vida para librarlos del aullido destructor del vacío; a iluminar horizontes de esperanza donde las sombras tiñen los rostros de tristeza; a llenar con la calidez del amor la gelidez de la soledad y el desamor...

 

«Convertíos» no es simplemente que se nos perdonen los pecados. Estos ya se perdonaban con Juan y con cualquier acto de arrepentimiento. Jesús no se limitó a decir: vengo a perdonaros los pecados. Le hubiera sido tan fácil, como cuando perdonó al paralítico o a la mujer pública. Ni mucho menos dijo: vengo para que confeséis vuestros pecados; podéis hacerlo conmigo o con mis discípulos; voy a colocar en el templo, en las sinagogas y en lugares estratégicos unos objetos apropiados, como capillitas, que llamaremos «confesionarios»; serán de madera y quedarán preciosos; señalaremos horas apropiadas para escuchar vuestras, diremos, «confesiones», con distinción de hombres y mujeres.

 

Jesús dijo: «convertíos«, o mejor: dejaos convertir. Tendréis que dar un cambio tan radical que no lo podréis conseguir con vuestras propias fuerzas. Tenéis que cambiar, no de vestidos ni de prácticas piadosas o de costumbres morales; más o menos oraciones, purificaciones, ayunos, limosnas y ofrendas; tenéis que cambiar de pensar, de sentir y de ser; necesitáis ojos, cerebro y corazón nuevos; necesitáis ser otra persona, necesitáis volver a nacer.

 

La Cuaresma es un grito a lo más noble de nosotros mismos para que Dios pueda llevar a plenitud su alianza en nuestra existencia.

 

Camino de limpieza de conciencia.  Para que esto sea así, es preciso que purifiquemos nuestra conciencia. En este núcleo central, en la conciencia, es donde nacen y maduran las decisiones más importantes de la persona. El camino de conversión comienza en lo más íntimo de uno mismo. Aquí radica la gran dignidad de la persona. Siempre está abierta y capacitada para alcanzar nuevas metas. Nunca es tarde para volver a orientar su vida. Una y otra vez puede acrecentar su coherencia personal, si se deja iluminar por Dios y se comparte generosamente con los hermanos.

 

CEM. Obispos auxiliares

México, D.F., 22 de marzo 2014
CEM B. 115 / 2014

COMUNICADO

La Secretaría General de la Conferencia del Episcopado Mexicano, comunica que Su Santidad Francisco ha nombrado Obispos Auxiliares de la Arquidiócesis de Monterrey, al Rev. Pbro. Alfonso Gerardo MIRANDA GUARDIOLA, actualmente canciller de la Arquidiócesis de Monterrey, asignándole la Sede Titular de Indicra; y al Revdo. Pbro. Juan Armando PÉREZ TALAMANTES, actualmente Vicario Episcopal y Párroco de San Francisco de Asís en Apodaca, asignándole la Sede titular de Auzegera.

La noticia fue publicada en L’Osservatore Romano en Roma al mediodía del sábado 22 de marzo de 2014.

 + Eugenio Lira Rugarcía
Obispo Auxiliar de Puebla
Secretario General de la CEM

Curriculum vitae

Pbro. Alfonso Gerardo MIRANDA GUARDIOLA

Nació el 6 de julio de 1966 en Monterrey, Nuevo León. Es hijo de Ildefonso Miranda Miranda y de María del Carmen Guardiola Parra es el primero de 4 hermanos.

Formación Académica:

Estudió la Primaria en la Escuela Belisario Domínguez (San Nicolás de los Garza, N.L.) de 1972 al 1978.

Realizó la Secundaria en la Escuela Secundaria Jaime Nuno (San Nicolás de los Garza, N.L.) de 1978 a 1981.

Completó la Preparatoria en la N. 7 UANL (San Nicolás de los Garza, N.L.) de 1981 a 1983.

Obtuvo el título de Ingeniero Industrial Administrador, en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Autónoma de Nuevo León, de 1983 a 1987.

Trabajó como Ingeniero profesional en la Industria Empresarial de Monterrey, de 1987 a 1989.

Ingresó al Seminario Mayor de Monterrey el 13 de agosto de 1989 a 1994.

Posteriormente continuó estudios de Teología en la Pontificia Universidad de México, de 1994 a 1998.

Recibió la Ordenación Diaconal el 14 de agosto 1997, en la Basílica del Roble, en Monterrey.

Fue Ordenado Sacerdote el 15 de agosto de 1998, por el Cardenal Adolfo A. Suárez Rivera, en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en Monterrey N.L.

Obtiene la Licenciatura en Teología Moral, en la Pontificia Universidad de México de 1998 a 1999.

Cargos ejercidos al servicio de la Arquidiócesis:

De 1999 al 2000 es Prefecto de Disciplina y de Estudios del Seminario Menor de Monterrey. A la vez, sirve como Capellán de la Comunidad Pías Discípulas del Divino Maestro.

Del 2001 al 2002 es Administrador de la Casa del Seminario Mayor.

Del 2000 al 2002 es Prefecto de Disciplina de una División del Instituto de Teología. A la vez, Capellán de la Oblatas de Jesús Sacerdote en el Seminario de Monterrey.

Del 2002 al 2005 es Vicario Parroquial en la Parroquia y Santuario de Nuestra Señora de Fátima, en Garza García, Nuevo León.

Del 2005 hasta la fecha de hoyes el Canciller de la Curia Arzobispal de Monterrey.

Del 2005 hasta la fecha de hoy ha servido como Rector del Templo de San Maximiliano María Kolbe de Monterrey y director del Archivo Histórico Arquidiocesano.

Del 2009 hasta la fecha de hoy, ha sido Asesor de la Pastoral para los Divorciados, y Asesor del Movimiento Retrouvaille para matrimonios en situación de dificultad.

El 22 de marzo de 2014, el Santo Padre Francisco 10 nombra Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Monterrey, asignándole la Sede Titular de Idicra.

 

Curriculum vitae

Pbro. Juan Armando PÉREZ TALAMANTES

Nació el12 de octubre de 1970 en Santa Catarina, Nuevo León. Es hijo de Armando Pérez García y de María del Rosario Talamantes Vargas. Es el mayor de tres hermanos. Uno de sus hermanos es sacerdote.

Formación Académica:

Estudió la Primaria en la Escuela Pedro J. Méndez (Sta. Catarina, N.L.) de 1976 a 1982.

Realizó la Secundaria en la Escuela Técnico en Máquinas Herramienta (Sta. Catarina, N.L.) de 1982 a 1985.

Completó la Preparatoria en la 23 UANL (Sta. Catarina, N.L.) de 1985 a 1987.

Realizó estudios de Ingeniería Mecánica, en la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, UANL (San Nicolás de los Garza, N.L.) de 1987 a 1988.

Ingresó al Pontificio Seminario Conciliar de Durango, donde realizó sus estudios de Filosofía y Teología de 1988 a 1994. Posteriormente continuó estudios de Teología en el Seminario de Monterrey de 1994 a 1997.

Recibió la Ordenación Diaconal el 12 de enero de 1997, en Monterrey N.L.

Fue Ordenado Sacerdote el15 de agosto de 1997, en Monterrey N.L.

Obtuvo la Licencia en Filosofía en la Pontificia Universidad Gregoriana, en Roma (2002-2004).

Cargos ejercidos al servicio de la Arquidiócesis:

De 1997 al 2000 sirve como Vicario Parroquial, en la Parroquias San Isidro Labrador, San Antonio de Padua, La Natividad del Señor, y nuevamente en San Isidro Labrador.

Del 2000 al 2001 es Director Espiritual del Instituto de Filosofia en el Seminario de Monterrey.

Del 2001 al 2002 es Secretario General y Profesor de Latín y Griego en el Seminario de Monterrey.

Del 2004 al 2005 es Coordinador General del Instituto de Filosofía, en el Seminario de Monterrey.

De 2005 al 2010 es Coordinador de Estudios del Instituto de Filosofía, en el Seminario de Monterrey.

Del 2010 al 2013 es Párroco de la Parroquia de La Sagrada Familia, en Apodaca, N.L.

Del 2013 hasta la fecha de hoy, es el Párroco de la Parroquia de San Francisco de Asís en Apodaca, en Apodaca, N.L.

Del 2013 hasta a la fecha de hoy, es Vicario Episcopal de la Arquidiócesis de Monterrey.

El 22 de marzo de 2014, el Santo Padre Francisco lo nombra Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Monterrey, asignándole la Sede Titular de Auzegera.

XIX Asamblea

ALGUNOS TEXTOS ÚTILES
DE LA EXHORTACIÓN APOSTÓLICA “EVANGELII GAUDIUM”
DEL PAPA FRANCISCO
SOBRE LA EVANGELIZACIÓN DE LAS CULTURAS

“Este Pueblo de Dios se encarna en los pueblos de la tierra, cada uno de los cuales tiene su cultura propia. La noción de cultura es una valiosa herramienta para entender las diversas expresiones de la vida cristiana que se dan en el Pueblo de Dios. Se trata del estilo de vida que tiene una sociedad determinada, del modo propio que tienen sus miembros de relacionarse entre sí, con las demás criaturas y con Dios. Así entendida, la cultura abarca la totalidad de la vida de un pueblo (DP 386-387). Cada pueblo, en su devenir histórico, desarrolla su propia cultura con legítima autonomía (GS 36). Esto se debe a que la persona humana ‘por su misma naturaleza, tiene absoluta necesidad de la vida social’ (GS 25), y está siempre referida a la sociedad, donde vive un modo concreto de relacionarse con la realidad. El ser humano está siempre culturalmente situado: ‘naturaleza y cultura se hallan unidas estrechísimamente’ (GS 53). La gracia supone la cultura, y el don de Dios se encarna en la cultura de quien lo recibe” (EG 115).

“Al mismo tiempo, los enormes y veloces cambios culturales requieren que prestemos una constante atención para intentar expresar las verdades de siempre en un lenguaje que permita advertir su permanente novedad. Pues en el depósito de la doctrina cristiana «una cosa es la substancia… y otra la manera de formular su expresión» (Juan XXIII, Discurso de apertura del Concilio). A veces, escuchando un lenguaje completamente ortodoxo, lo que los fieles reciben, debido al lenguaje que ellos utilizan y comprenden, es algo que no responde al verdadero Evangelio de Jesucristo. Con la santa intención de comunicarles la verdad sobre Dios y sobre el ser humano, en algunas ocasiones les damos un falso dios o un ideal humano que no es verdaderamente cristiano. De ese modo, somos fieles a una formulación, pero no entregamos la substancia. Ése es el riesgo más grave. Recordemos que «la expresión de la verdad puede ser multiforme, y la renovación de las formas de expresión se hace necesaria para transmitir al hombre de hoy el mensaje evangélico en su inmutable significado» (Juan Pablo II, Enc. Ut unum sint, 19)” (EG 41).

“Bien entendida, la diversidad cultural no amenaza la unidad de la Iglesia. Es el Espíritu Santo, enviado por el Padre y el Hijo, quien transforma nuestros corazones y nos hace capaces de entrar en la comunión perfecta de la Santísima Trinidad, donde todo encuentra su unidad. Él construye la comunión y la armonía del Pueblo de Dios. El mismo Espíritu Santo es la armonía, así como es el vínculo de amor entre el Padre y el Hijo (STh I, q. 39, art. 8 cons. 2; cf. I, q. 37, art. 1, ad 3). Él es quien suscita una múltiple y diversa riqueza de dones y al mismo tiempo construye una unidad que nunca es uniformidad sino multiforme armonía que atrae. La evangelización reconoce gozosamente estas múltiples riquezas que el Espíritu engendra en la Iglesia. No haría justicia a la lógica de la encarnación pensar en un cristianismo monocultural y monocorde. Si bien es verdad que algunas culturas han estado estrechamente ligadas a la predicación del Evangelio y al desarrollo de un pensamiento cristiano, el mensaje revelado no se identifica con ninguna de ellas y tiene un contenido transcultural. Por ello, en la evangelización de nuevas culturas o de culturas que no han acogido la predicación cristiana, no es indispensable imponer una determinada forma cultural, por más bella y antigua que sea, junto con la propuesta del Evangelio. El mensaje que anunciamos siempre tiene algún ropaje cultural, pero a veces en la Iglesia caemos en la vanidosa sacralización de la propia cultura, con lo cual podemos mostrar más fanatismo que auténtico fervor evangelizador” (EG 117).

“La cultura mediática y algunos ambientes intelectuales a veces transmiten una marcada desconfianza hacia el mensaje de la Iglesia, y un cierto desencanto. Como consecuencia, aunque recen, muchos agentes pastorales desarrollan una especie de complejo de inferioridad que les lleva a relativizar u ocultar su identidad cristiana y sus convicciones. Se produce entonces un círculo vicioso, porque así no son felices con lo que son y con lo que hacen, no se sienten identificados con su misión evangelizadora, y esto debilita la entrega. Terminan ahogando su alegría misionera en una especie de obsesión por ser como todosy por tener lo que poseen los demás. Así, las tareas evangelizadoras se vuelven forzadas y se dedican a ellas pocos esfuerzos y un tiempo muy limitado” (EG 79).

“Esto tiene una gran incidencia en el anuncio del Evangelio si de verdad tenemos el propósito de que su belleza pueda ser mejor percibida y acogida por todos. De cualquier modo, nunca podremos convertir las enseñanzas de la Iglesia en algo fácilmente comprendido y felizmente valorado por todos. La fe siempre conserva un aspecto de cruz, alguna oscuridad que no le quita la firmeza de su adhesión. Hay cosas que sólo se comprenden y valoran desde esa adhesión que es hermana del amor, más allá de la claridad con que puedan percibirse las razones y argumentos. Por ello, cabe recordar que todo adoctrinamiento ha de situarse en la actitud evangelizadora que despierte la adhesión del corazón con la cercanía, el amor y el testimonio” (EG 42).

“En su constante discernimiento, la Iglesia también puede llegar a reconocer costumbres propias no directamente ligadas al núcleo del Evangelio, algunas muy arraigadas a lo largo de la historia, que hoy ya no son interpretadas de la misma manera y cuyo mensaje no suele ser percibido adecuadamente. Pueden ser bellas, pero ahora no prestan el mismo servicio en orden a la transmisión del Evangelio. No tengamos miedo de revisarlas. Del mismo modo, hay normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras épocas pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de vida. Santo Tomás de Aquino destacaba que los preceptos dados por Cristo y los Apóstoles al Pueblo de Dios «son poquísimos» (Summa Theologiae I-II, q. 107, art. 4). Citando a san Agustín, advertía que los preceptos añadidos por la Iglesia posteriormente deben exigirse con moderación «para no hacer pesada la vida a los fieles» y convertir nuestra religión en una esclavitud, cuando «la misericordia de Dios quiso que fuera libre» (ibídem). Esta advertencia, hecha varios siglos atrás, tiene una tremenda actualidad. Debería ser uno de los criterios a considerar a la hora de pensar una reforma de la Iglesia y de su predicación que permita realmente llegar a todos” (EG 43)..

“Por otra parte, tanto los Pastores como todos los fieles que acompañen a sus hermanos en la fe o en un camino de apertura a Dios, no pueden olvidar lo que con tanta claridad enseña el Catecismo de la Iglesia católica: ‘La imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas a causa de la ignorancia, la inadvertencia, la violencia, el temor, los hábitos, los afectos desordenados y otros factores psíquicos o sociales’ (CEC 1735). Por lo tanto, sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día (FC 24). A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible. Un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades. A todos debe llegar el consuelo y el estímulo del amor salvífico de Dios, que obra misteriosamente en cada persona, más allá de sus defectos y caídas” (EG 44).

“Vemos así que la tarea evangelizadora se mueve entre los límites del lenguaje y de las circunstancias. Procura siempre comunicar mejor la verdad del Evangelio en un contexto determinado, sin renunciar a la verdad, al bien y a la luz que pueda aportar cuando la perfección no es posible. Un corazón misionero sabe de esos límites y se hace «débil con los débiles… todo para todos» (1Co 9,22). Nunca se encierra, nunca se repliega en sus seguridades, nunca opta por la rigidez autodefensiva. Sabe que él mismo tiene que crecer en la comprensión del Evangelio y en el discernimiento de los senderos del Espíritu, y entonces no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino” (EG 45).

“El anuncio a la cultura implica también un anuncio a las culturas profesionales, científicas y académicas. Se trata del encuentro entre la fe, la razón y las ciencias, que procura desarrollar un nuevo discurso de la credibilidad, una original apologética que ayude a crear las disposiciones para que el Evangelio sea escuchado por todos. Cuando algunas categorías de la razón y de las ciencias son acogidas en el anuncio del mensaje, esas mismas categorías se convierten en instrumentos de evangelización; es el agua convertida en vino. Es aquello que, asumido, no sólo es redimido sino que se vuelve instrumento del Espíritu para iluminar y renovar el mundo” (EG 132).

“Ya que no basta la preocupación del evangelizador por llegar a cada persona, y el Evangelio también se anuncia a las culturas en su conjunto, la teología –no sólo la teología pastoral– en diálogo con otras ciencias y experiencias humanas, tiene gran importancia para pensar cómo hacer llegar la propuesta del Evangelio a la diversidad de contextos culturales y de destinatarios. La Iglesia, empeñada en la evangelización, aprecia y alienta el carisma de los teólogos y su esfuerzo por la investigación teológica, que promueve el diálogo con el mundo de las culturas y de las ciencias. Convoco a los teólogos a cumplir este servicio como parte de la misión salvífica de la Iglesia. Pero es necesario que, para tal propósito, lleven en el corazón la finalidad evangelizadora de la Iglesia y también de la teología, y no se contenten con una teología de escritorio” (EG 133).

“Las Universidades son un ámbito privilegiado para pensar y desarrollar este empeño evangelizador de un modo interdisciplinario e integrador. Las escuelas católicas, que intentan siempre conjugar la tarea educativa con el anuncio explícito del Evangelio, constituyen un aporte muy valioso a la evangelización de la cultura, aun en los países y ciudades donde una situación adversa nos estimule a usar nuestra creatividad para encontrar los caminos adecuados” (EG 134).

“En cada nación, los habitantes desarrollan la dimensión social de sus vidas configurándose como ciudadanos responsables en el seno de un pueblo, no como masa arrastrada por las fuerzas dominantes. Recordemos que «el ser ciudadano fiel es una virtud y la participación en la vida política es una obligación moral» (Carta pastoral de los Obispos norteamericanos Forming Consciences for Faithful Citizenship de 2007, 13). Pero convertirse en pueblo es todavía más, y requiere un proceso constante en el cual cada nueva generación se ve involucrada. Es un trabajo lento y arduo que exige querer integrarse y aprender a hacerlo hasta desarrollar una cultura del encuentro en una pluriforme armonía” (EG 220).

“Para avanzar en esta construcción de un pueblo en paz, justicia y fraternidad, hay cuatro principios relacionados con tensiones bipolares propias de toda realidad social. Brotan de los grandes postulados de la Doctrina Social de la Iglesia, los cuales constituyen ‘el primer y fundamental parámetro de referencia para la interpretación y la valoración de los fenómenos sociales’ (CDSI 161). A la luz de ellos, quiero proponer ahora estos cuatro principios que orientan específicamente el desarrollo de la convivencia social y la construcción de un pueblo donde las diferencias se armonicen en un proyecto común. Lo hago con la convicción de que su aplicación puede ser un genuino camino hacia la paz dentro de cada nación y en el mundo entero” (EG 221).

“A veces me pregunto quiénes son los que en el mundo actual se preocupan realmente por generar procesos que construyan pueblo, más que por obtener resultados inmediatos que producen un rédito político fácil, rápido y efímero, pero que no construyen la plenitud humana. La historia los juzgará quizás con aquel criterio que enunciaba Romano Guardini: «El único patrón para valorar con acierto una época es preguntar hasta qué punto se desarrolla en ella y alcanza una auténtica razón de ser la plenitud de la existencia humana, de acuerdo con el carácter peculiar y las posibilidades de dicha época» (Das Ende der Neuzeit, Würzburg 91965, 41-42)” (EG 224).

“A los cristianos, este principio nos habla también de la totalidad o integridad del Evangelio que la Iglesia nos transmite y nos envía a predicar. Su riqueza plena incorpora a los académicos y a los obreros, a los empresarios y a los artistas, a todos. La mística popular acoge a su modo el Evangelio entero, y lo encarna en expresiones de oración, de fraternidad, de justicia, de lucha y de fiesta. La Buena Noticia es la alegría de un Padre que no quiere que se pierda ninguno de sus pequeñitos. Así brota la alegría en el Buen Pastor que encuentra la oveja perdida y la reintegra a su rebaño. El Evangelio es levadura que fermenta toda la masa y ciudad que brilla en lo alto del monte iluminando a todos los pueblos. El Evangelio tiene un criterio de totalidad que le es inherente: no termina de ser Buena Noticia hasta que no es anunciado a todos, hasta que no fecunda y sana todas las dimensiones del hombre, y hasta que no integra a todos los hombres en la mesa del Reino. El todo es superior a la parte” (EG 237).

“La evangelización también implica un camino de diálogo. Para la Iglesia, en este tiempo hay particularmente tres campos de diálogo en los cuales debe estar presente, para cumplir un servicio a favor del pleno desarrollo del ser humano y procurar el bien común: el diálogo con los Estados, con la sociedad –que incluye el diálogo con las culturas y con las ciencias– y con otros creyentes que no forman parte de la Iglesia católica. En todos los casos ‘la Iglesia habla desde la luz que le ofrece la fe’ (Benedicto XVI, Discurso a la Curia 21 dic 2012), aporta su experiencia de dos mil años y conserva siempre en la memoria las vidas y sufrimientos de los seres humanos. Esto va más allá de la razón humana, pero también tiene un significado que puede enriquecer a los que no creen e invita a la razón a ampliar sus perspectivas” (EG 238).

“El diálogo entre ciencia y fe también es parte de la acción evangelizadora que pacífica. El cientismo y el positivismo se rehúsan a ‘admitir como válidas las formas de conocimiento diversas de las propias de las ciencias positivas’ (FR 88). La Iglesia propone otro camino, que exige una síntesis entre un uso responsable de las metodologías propias de las ciencias empíricas y otros saberes como la filosofía, la teología, y la misma fe, que eleva al ser humano hasta el misterio que trasciende la naturaleza y la inteligencia humana. La fe no le tiene miedo a la razón; al contrario, la busca y confía en ella, porque «la luz de la razón y la de la fe provienen ambas de Dios» (Tomás de Aquino, Summa contra Gentiles, I, VII; cf. FR 43), y no pueden contradecirse entre sí. La evangelización está atenta a los avances científicos para iluminarlos con la luz de la fe y de la ley natural, en orden a procurar que respeten siempre la centralidad y el valor supremo de la persona humana en todas las fases de su existencia. Toda la sociedad puede verse enriquecida gracias a este diálogo que abre nuevos horizontes al pensamiento y amplía las posibilidades de la razón. También éste es un camino de armonía y de pacificación” (EG 242).

“La Iglesia no pretende detener el admirable progreso de las ciencias. Al contrario, se alegra e incluso disfruta reconociendo el enorme potencial que Dios ha dado a la mente humana. Cuando el desarrollo de las ciencias, manteniéndose con rigor académico en el campo de su objeto específico, vuelve evidente una determinada conclusión que la razón no puede negar, la fe no la contradice. Los creyentes tampoco pueden pretender que una opinión científica que les agrada, y que ni siquiera ha sido suficientemente comprobada, adquiera el peso de un dogma de fe. Pero, en ocasiones, algunos científicos van más allá del objeto formal de su disciplina y se extralimitan con afirmaciones o conclusiones que exceden el campo de la propia ciencia. En ese caso, no es la razón lo que se propone, sino una determinada ideología que cierra el camino a un diálogo auténtico, pacífico y fructífero” (EG 243).

“Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia. Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes. Mirándola descubrimos que la misma que alababa a Dios porque «derribó de su trono a los poderosos» y ‘despidió vacíos a los ricos’ (Lc 1,52.53) es la que pone calidez de hogar en nuestra búsqueda de justicia. Es también la que conserva cuidadosamente ‘todas las cosas meditándolas en su corazón’ (Lc 2,19). María sabe reconocer las huellas del Espíritu de Dios en los grandes acontecimientos y también en aquellos que parecen imperceptibles. Es contemplativa del misterio de Dios en el mundo, en la historia y en la vida cotidiana de cada uno y de todos. Es la mujer orante y trabajadora en Nazaret, y también es nuestra Señora de la prontitud, la que sale de su pueblo para auxiliar a los demás ‘sin demora’ (Lc 1,39). Esta dinámica de justicia y ternura, de contemplar y caminar hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización. Le rogamos que con su oración maternal nos ayude para que la Iglesia llegue a ser una casa para muchos, una madre para todos los pueblos, y haga posible el nacimiento de un mundo nuevo. Es el Resucitado quien nos dice, con una potencia que nos llena de inmensa confianza y de firmísima esperanza: ‘Yo hago nuevas todas las cosas’ (Ap 21,5)” (EG 288).

“La Iglesia ‘en salida’ es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó al costado del camino. A veces es como el padre del hijo pródigo, que se queda con las puertas abiertas para que, cuando regrese, pueda entrar sin dificultad” (EG 46).

“Si la Iglesia entera asume este dinamismo misionero, debe llegar a todos, sin excepciones. Pero ¿a quiénes debería privilegiar? Cuando uno lee el Evangelio, se encuentra con una orientación contundente: no tanto a los amigos y vecinos ricos sino sobre todo a los pobres y enfermos, a esos que suelen ser despreciados y olvidados, a aquellos que ‘no tienen con qué recompensarte’ (Lc 14,14). No deben quedar dudas ni caben explicaciones que debiliten este mensaje tan claro. Hoy y siempre, ‘los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio” (Benedicto XVI, Discurso al episcopado en Brasil 11 mayo 2007, 3) y la evangelización dirigida gratuitamente a ellos es signo del Reino que Jesús vino a traer. Hay que decir sin vueltas que existe un vínculo inseparable entre nuestra fe y los pobres. Nunca los dejemos solos” (EG 48).

“Se desarrolla en los agentes pastorales, más allá del estilo espiritual o la línea de pensamiento que puedan tener, un relativismo todavía más peligroso que el doctrinal. Tiene que ver con las opciones más profundas y sinceras que determinan una forma de vida. Este relativismo práctico es actuar como si Dios no existiera, decidir como si los pobres no existieran, soñar como si los demás no existieran, trabajar como si quienes no recibieron el anuncio no existieran. Llama la atención que aun quienes aparentemente poseen sólidas convicciones doctrinales y espirituales suelen caer en un estilo de vida que los lleva a aferrarse a seguridades económicas, o a espacios de poder y de gloria humana que se procuran por cualquier medio, en lugar de dar la vida por los demás en la misión. ¡No nos dejemos robar el entusiasmo misionero!” (EG 80).

“Los laicos son simplemente la inmensa mayoría del Pueblo de Dios. A su servicio está la minoría de los ministros ordenados. Ha crecido la conciencia de la identidad y la misión del laico en la Iglesia. Se cuenta con un numeroso laicado, aunque no suficiente, con arraigado sentido de comunidad y una gran fidelidad en el compromiso de la caridad, la catequesis, la celebración de la fe. Pero la toma de conciencia de esta responsabilidad laical que nace del Bautismo y de la Confirmación no se manifiesta de la misma manera en todas partes. En algunos casos porque no se formaron para asumir responsabilidades importantes, en otros por no encontrar espacio en sus Iglesias particulares para poder expresarse y actuar, a raíz de un excesivo clericalismo que los mantiene al margen de las decisiones. Si bien se percibe una mayor participación de muchos en los ministerios laicales, este compromiso no se refleja en la penetración de los valores cristianos en el mundo social, político y económico. Se limita muchas veces a las tareas intraeclesiales sin un compromiso real por la aplicación del Evangelio a la transformación de la sociedad. La formación de laicos y la evangelización de los grupos profesionales e intelectuales constituyen un desafío pastoral importante” (EG 102).

“La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones. Por ejemplo, la especial atención femenina hacia los otros, que se expresa de un modo particular, aunque no exclusivo, en la maternidad. Reconozco con gusto cómo muchas mujeres comparten responsabilidades pastorales junto con los sacerdotes, contribuyen al acompañamiento de personas, de familias o de grupos y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica. Pero todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Porque «el genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello, se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral» (CDSI 295) y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales” (EG 103).

“Las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que varón y mujer tienen la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente. El sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión, pero puede volverse particularmente conflictiva si se identifica demasiado la potestad sacramental con el poder. No hay que olvidar que cuando hablamos de la potestad sacerdotal «nos encontramos en el ámbito de la función, no de la dignidad ni de la santidad» (ChL 51). El sacerdocio ministerial es uno de los medios que Jesús utiliza al servicio de su pueblo, pero la gran dignidad viene del Bautismo, que es accesible a todos. La configuración del sacerdote con Cristo Cabeza –es decir, como fuente capital de la gracia– no implica una exaltación que lo coloque por encima del resto. En la Iglesia las funciones «no dan lugar a la superioridad de los unos sobre los otros» (Decl. Inter insigniones VI). De hecho, una mujer, María, es más importante que los obispos. Aun cuando la función del sacerdocio ministerial se considere «jerárquica», hay que tener bien presente que «está ordenada totalmente a la santidad de los miembros del Cuerpo místico de Cristo» (Mulieris dignitatem, 27). Su clave y su eje no son el poder entendido como dominio, sino la potestad de administrar el sacramento de la Eucaristía; de aquí deriva su autoridad, que es siempre un servicio al pueblo. Aquí hay un gran desafío para los pastores y para los teólogos, que podrían ayudar a reconocer mejor lo que esto implica con respecto al posible lugar de la mujer allí donde se toman decisiones importantes, en los diversos ámbitos de la Iglesia” (EG 104).

“La pastoral juvenil, tal como estábamos acostumbrados a desarrollarla, ha sufrido el embate de los cambios sociales. Los jóvenes, en las estructuras habituales, no suelen encontrar respuestas a sus inquietudes, necesidades, problemáticas y heridas. A los adultos nos cuesta escucharlos con paciencia, comprender sus inquietudes o sus reclamos, y aprender a hablarles en el lenguaje que ellos comprenden. Por esa misma razón, las propuestas educativas no producen los frutos esperados. La proliferación y crecimiento de asociaciones y movimientos predominantemente juveniles pueden interpretarse como una acción del Espíritu que abre caminos nuevos acordes a sus expectativas y búsquedas de espiritualidad profunda y de un sentido de pertenencia más concreto. Se hace necesario, sin embargo, ahondar en la participación de éstos en la pastoral de conjunto de la Iglesia” EG 105).

“Aunque no siempre es fácil abordar a los jóvenes, se creció en dos aspectos: la conciencia de que toda la comunidad los evangeliza y educa, y la urgencia de que ellos tengan un protagonismo mayor. Cabe reconocer que, en el contexto actual de crisis del compromiso y de los lazos comunitarios, son muchos los jóvenes que se solidarizan ante los males del mundo y se embarcan en diversas formas de militancia y voluntariado. Algunos participan en la vida de la Iglesia, integran grupos de servicio y diversas iniciativas misioneras en sus propias diócesis o en otros lugares. ¡Qué bueno es que los jóvenes sean «callejeros de la fe», felices de llevar a Jesucristo a cada esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra!” (EG 106).

Vicaría de Pastoral

 

Parroquias que Publican

DECANATOS DE LA DIOCESIS

 1. SAN JUAN DE LOS LAGOS
Ntra. Sra. del Rosario

 2. LAGOS DE MORENO 

Ntra. Sra. de la Asunción - Lagos de Moreno, Jal.

 3. TEPATITLÁN 

Espíriru Santo - Tepatitlán, Jal.

 4. ATOTONILCO 

 5. ARANDAS 

Ntra. Sra. de Guadalupe - Arandas, Jal.

Divina Providencia - Arandas, Jal.

 6. JALOSTOTITLÁN 

Sr. San José - Jalostotitlán

 7. YAHUALICA 

San Miguel Arcangel - Yahualica

 8. SAN JULIAN 

* Sr. de la Misericordia - Unión de San Antonio

 9. AYOTLÁN 

Ntra. Sra. de Guadalupe - La Ribera, Jal.

 10. CAPILLA DE GUADALUPE 

 11. ACATIC