DOCUMENTAL VIRGEN DE SAN JUAN

1.- TODOS LOS CAMINOS LLEVAN A SAN JUAN…
Millones de peregrinos caminan a San Juan. Vienen de cercas, de lejos y de muy lejos, unos a pie, otros de rodillas o en bicicletas y hasta a caballo. Vienen solitarios o en procesión.  No les importa ni el frío ni el calor. Cada fin de semana amanece un pueblo peregrino y en las fiestas grandes pareciera que muchos pueblos acamparan.
¿A quién vienen a visitar? A la Virgencita de San Juan.
Siete millones pasan cada año a postrarse ante sus plantas. Le lloran, le rezan, le cantan, le danzan, le aplauden y con vivas le aclaman.
De acuerdo a la Organización Mundial de Turismo, el Santuario de Nuestra Señora de San Juan es el segundo lugar religioso más visitado de la República Mexicana y el tercero a nivel mundial después de la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México y de la Basílica de San Pedro en Roma, esto, debido a que cada año vienen a visitarlo más de siete millones de personas.
Ustedes se preguntarán ¿Por qué tantísima gente visita a Nuestra Señora de San Juan? Y la respuesta unánime es: ¡POR MILAGROSA! ¡Qué incontenible torrente de milagros, hoy, sigue haciendo! ¡VÁLGAME LA VIRGEN DE SAN JUAN!
Cerca de 500 años tiene de obrar maravillas en San Juan. ¿Por qué tan valiosa Perla en tan humilde Pueblo? Desde siempre y por la aclamación popular la Virgen es de San Juan y por el permanente milagro de arropar a este pueblo, San Juan es de la Virgen.
¡Qué gigantesco retablo musical es la manda, que canta el pueblo agradecido! ¡Qué grande el poder e intercesión es el de la dulce Madrecita de San Juan! ¡Qué bondad tan grande!
Al conocerla, al palparla, al sentirla, uno se pregunta: ¿Quién es Esta que Dios hizo tan milagrosa? ¿De dónde vino? ¿Cómo es que llegó a este humilde pueblo de San Juan? ¿Cómo es que, a tantos, les sigue robando el corazón?

2.- ASÍ COMENZÓ LA HISTORIA DE LA VIRGEN DE SAN JUAN...
Presurosa llegó en 1542, al pueblo bautizado con el nombre de San Juan Bautista Mezquititlán. Llegó después de la Guerra en el cerro del Mixtón donde los indios pelearon contra los españoles defendiendo su tierra, su libertad y su dignidad. Y aunque perdieron la guerra, ganaron el regalo de la Virgencita Pacificadora y Madre de aquellos indios desvalidos, desterrados y tratados como esclavos.
Llegó en el pecho del Santo Misionero Fray Miguel de Bolonia para que los indios entendieran que, más que los ídolos colgados a sus pechos, Ella era su gran Protectora, la Madre de Dios. Y ellos, amorosos, la llamaron Cihuapilli, que significa Señora Celestial.
33 centímetros mide su soberana grandeza.  Los expertos coinciden en afirmar que fue amasada con pegamentos y pulpa de caña de maíz de Michoacán. Su carne ligera y sólida está intacta a pesar de sus 500 años de vida. Aunque varias veces ha sido restaurada su pintura, su carita y sus juntas manecitas, que tantas veces fueron tocadas por la piedad de sus devotos. Las más importantes han sido en 1623, 1710 y en 2005.
Llegó a estas tierras bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, con su luna negra bajo sus pies; y el 8 de diciembre de 1666 el Sr. Obispo de Guadalajara Don Francisco Verdín de Molina hizo oficial este título.


3.- Y LA VIRGEN FUE CONOCIDA PORQUE…
En los principios de diciembre de 1623, pasaba una familia española de cirqueros. Y ensayando sus números para presentarlos luego en Guadalajara, encontró la muerte una de las dos hijas que, en su caída, quedó atravesada por las espadas colocadas en la tierra, y  sus sienes taladradas con el pico de una piedra.
Pasadas varias horas, hacia el mediodía, buscando un Sacerdote que bendijera su entierro, acudieron a la Capilla, donde la anciana india Ana Lucía, esposa de Pedro Andrés, muy condolida de la niña muerta, pidió a los padres que le permitieran colocarle una Virgencita muy milagrosa que estaba guardada en la sacristía.
Y sucedió que, después de un rato de rezos y de súplicas, se incorporó la niña que estaba muerta, tomando a la Santa Imagencita entre sus manos, totalmente salva y sana de sus heridas.
Este milagro corrió por toda la Nueva España, y a medida que era conocida, era muy buscada y aclamada como la milagrosa Virgen de San Juan.
El milagro fue testificado bajo juramento por todos los testigos directos, indios y españoles, ante el Sacerdote y también Licenciado Notario Don Juan Contreras Fuerte, en 1634, por mandato del Señor Obispo D. Leonel Cervantes Carbajal.


4.- TODOS DECÍAN QUE ERA EL MILAGRO DE MILAGROS…
Una cascada de milagros que, desde ese primero, no han cesado de darse hasta el día de hoy. Se manifiestan en testimonios hablados, escritos y hasta juramentados. Son tantos, que llenan libros y archivos del Santuario. Y muchos más los que se publican en exvotos y retablos que tapizan las paredes. Abundan los milagritos de metal que adornan sus altares. Continuamente llegan ofrendas de flores, de cera y mil cosas más.
No cesa el correo espiritual de las cartas que agradecen y que piden todos los días. Existe en la escalinata de los milagros una galería de retratos que testimonian portentos vivientes, o son la presencia orante de los que la muerte ya los hizo ausentes.


5.-  Y ¿QUÉ DECIR DE SUS TRES CASAS?...
La hermosa Virgencita, a su llegada, fue colocada en una Ermita de unas 8 por 20 varas (7 por 17 metros), levantada por los Franciscanos Evangelizadores. Era el único templo de aquel lugar, y había sido pensado para ser Capilla de hospital. Era de adobe y techo de zacate, a manera de tijera abierta.
Allí ocupó el altar la Sagrada Imagencita, expuesta al polvo, la humedad, el humo de la cera y al tráfico de los muchos devotos que, más delante, se fueron agregando, siempre manteniéndose milagrosamente incorrupta.
Así lo comenta su primer historiador, el Padre Jesuita D. Francisco de Florencia, en 1694: “Esta imagen, de suyo, expuesta a la polilla, en esta particular providencia de Dios, no parece haber hecho presa este vicio.”
Después del primer milagro de 1623, al poco tiempo, ocupó un espacio mucho más amplio donde recibir a sus numerosos devotos. Y por el amor que le sentían a su Ermita y por no quererla sacar de esta su casa, “tomando dentro esta Ermita,” dispuso el Señor Obispo D. Leonel Cervantes de Carbajal que se levantara una Capilla Ampliada, que fue restaurada dos veces.
¿DÓNDE QUEDÓ SU PRIMERA ERMITA?...
 ¿Qué fue de ella? Al dejar definitivamente su primer morada, se la comió la gente, porque decían que, por medio de ella, sanaban. Así nace la tradición de “la tierrita de la Virgen.”
Ya su segunda Casa fue todo un Santuario. En persona dirigió la maniobra de sus cimientos el mismo Señor Obispo quien mandara edificarla, en 1653, Don Juan Ruiz Colmenero.
Sin terminar el templo, fue trasladada la Sagrada Imagencita de Nuestra Señora de San Juan, cerca del 3 de diciembre de 1659, como lo confirma el Capellán Mayor Juan Contreras Fuerte.
Una verdadera joya fue su segundo santuario con un rico altar y camarín barrocos, donde lucía en su nicho de plata, la Virgencita Santa. Eran de muy labradas canteras las columnas de sus naves  y su bóveda de cañón, rematada en sus cruceros con una leve y luminosa cúpula.
El mejor del Reino de Nueva Galicia fue su tercer santuario. Fue colocada su primera piedra el 30 de noviembre de 1732, por el Sr. Obispo Nicolás Gómez de Cervantes. Y a los 37 años, ya era trasladada a su nuevo Palacio, el 30 de noviembre de 1769.


6.- ¿ESTE ESPLENDOROSO TEMPLO ES SU TERCER SANTUARIO?... CLARO QUE SÍ.
Entre el Barroco y el Neoclásico se trazó y se edificó su nuevo templo. Lo mejor del barroco quedó en el primero de sus tres retablos que tuvo sucesivamente. En sus esbeltas torres neoclásicas juega el barroco de sus remates y hasta el gótico las vuelve casi agujas.
Son el orgullo y el símbolo de San Juan, y más, cuando cantan, desde sus altas jaulas, las campanas, tan famosas como sus lenguas y su pan. “Para lenguas, campanas y pan, solo en San Juan”
El segundo retablo neoclásico y monumental, es el actual. Fue levantado a finales de enero de 1830, y fue hecho para exhibir a la Reina, en su grandioso templete de plata. Está acompañada por sus Padres San Joaquín y Santa Ana y por los dos Patronos del Santuario: San Juan Bautista, Patrono de la ciudad y San José, su esposo, Patrono de la Iglesia Universal.
El tercer retablo, de alguna manera vino de Italia, gracias al grande amor a la Virgen de San Juan que siempre le profesó el Señor Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez.
El 16 de junio de 1925, se añadió y enriqueció el anterior retablo con un majestuoso hemiciclo, en mármol de colores, colocando al frente un nuevo ciprés y mesa del altar, traídos de la Basílica de Santa María de los Ángeles, de Asís, Italia.
Y coronando, a la Reina y Madre de San Juan, están dos gigantescos ángeles de bronce, atribuidos a Bartholdi, el mismo autor de la Estatua de la Libertad en Nueva York.
El 15 de agosto de 1904, al ser coronada por el Papa San Pío X, entonces por manos del Sr. Arzobispo José de Jesús Ortiz, cambió de formato su presentación, dejó el centenario y tradicional resplandor y corona de esmeraldas, a cambio de una corona bizantina y de los dos ángeles de oro que sostienen, en un listón, esta plegaria: “Mater Inmaculata, ora pro nobis.” Que en español quiere decir: “Madre Inmaculada, ruega por nosotros.
Más recientemente, el 8 de mayo de 1990, de nuevo la coronó, con sus propias manos, el Papa San Juan Pablo II.


7.- ¿POR QUÉ LLAMAN AL SANTUARIO COLEGIATA, BASÍLICA Y CATEDRAL?...
El santuario de Nuestra Señora de San Juan, ha sido bendecido y favorecido con privilegios de gracias e indulgencias a lo largo de su historia. Papas y Obispos han reconocido en esta Sagrada Imagen, la presencia fuerte y milagrosa de nuestra Madre la Virgen María como la más grande intercesora, quienes, desde el principio, han acostumbrado visitarla.
El 17 de enero de 1836 fue incorporada a perpetuidad a la Basílica de San Juan de Letrán en Roma por el Papa Gregorio XVI, consiguiendo todas las gracias e indulgencias que se ganan al visitar aquella Basílica.
El 27 de enero de 1923 fue elevada y enaltecida con el título de Colegiata para que un colegio de sacerdotes mañana y tarde entonen las divinas alabanzas a Dios por todos, especialmente por los que acuden con plegarias a la Virgen de San Juan.
El 1° de mayo de 1947 fue dignificado el santuario con el título de Basílica Menor por el Papa Pío XII, con todos los privilegios, honores y gracias conseguidos para este lugar.
El 7 de mayo de 1958, el Papa Pío XII declaró: “A perpetuidad confirmamos, hacemos, constituimos y declaramos a la Santísima Virgen Inmaculada, bajo el título de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, Patrona Principal de toda la Arquidiócesis de Guadalajara en la Nación Mexicana.”
El 25 de marzo de 1972 al crear la Diócesis de San Juan, señaló como su Catedral y Sede, el Santuario de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos.


8.- ¿ES CIERTO QUE EL PAPA SANTO, JUAN PABLO II VINO A VISITAR A LA VIRGEN DE SAN JUAN?...
Nadie podía creer lo que sus ojos estaban viendo: al Papa San Juan Pablo II, en el Santuario de Nuestra Señora de San Juan, de rodillas, a las plantas, diciendo: “La Imagen de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos tiene el encanto de las cosas sencillas, como sencilla fue la vida de la Virgen de Nazareth. Una imagen hecha de material humilde por los artesanos de estas tierras, pero labrada con inmenso amor y fruto de luminosa fe; y que, a la vez posee el misterio de la grandeza misma de la Virgen, en la que Dios hizo maravillas, desde su Inmaculada Concepción hasta su Gloriosa Asunción”. Y la llamó “La Resucitada y Resucitadora”, aludiendo al milagro de la niña cirquera, en 1623.

9.- DE RODILLAS, VIRGENCITA DE SAN JUAN, ANTE TU ALTAR


Mi dulce Niña San Juanita,
flor perfumada y suave brisa.
Eres rayito de luz que cura
y eres sonrisa que cautiva.
Eres regazo de amor y altar
de mis rezos, “¡Ave María!”
Eres, de mis lágrimas, pañuelo,
y de mis ruegos, alcancía.

Agradecido y de rodillas,
hasta Ti vengo, madrecita,
y son mis lágrimas mi voto
sobre esta pobre laminita.
Mucho es lo que Tú me has dado
y poco lo que yo te ofrezco,
pero, Madre, yo soy tu hijo,
dame tu amor que no merezco.

Aquí estoy, enternecido,
y sin poder dejar de verte,
lo que quiero decirte es mucho
y mucho deseo tenerte.
¡Oh Dulce madre! no te alejes,
de nosotros jamás te apartes
y nunca solos ¡ay! nos dejes.